Lo que debes saber sobre el IMPÉTIGO
En Farmacia Olof Palme, no nos olvidamos de «los pequeños de la casa» y de los problemas de salud que suelen presentarse con mayor frecuencia en ellos.
En anteriores entradas de la sección «Consejos» de nuestra web, tratábamos la FIEBRE («¿Cuánto es fiebre? ¿Para todos es igual? ¿Dónde hay que tomar la temperatura? ¿Cuándo acudir al médico? Resuelve tus dudas») y la DERMATITIS ATÓPICA («Dermatitis atópica: Concepto, Consejos y Soluciones»).
En cada curso, y con mayor frecuencia al principio de los mismos, suelen presentarse determinadas enfermedades que con anterioridad nuestros niños no han padecido. Ante éstas los padres se encuentran frente a situaciones no vividas con anterioridad y para las que no tienen, en muchos casos, experiencia previa.
Hoy abordamos una enfermedad altamente contagiosa: el Impétigo, una frecuente infección cutánea que muchos padres no saben cómo afrontar. Desde Farmacia Olof Palme te contamos todo lo que debes saber sobre esta infección y te damos una serie de consejos para intentar evitarla o detectarla lo antes posible.
El impétigo es la infección cutánea de origen bacteriano que se presenta con mayor frecuencia en la niñez.
Está causada, generalmente, por una bacteria del género estafilococo: Staphylococcus aureus. Con una frecuencia mucho menor, el origen de esta enfermedad en la piel es debido a otra bacteria del género estreptococo: Streptococcus pyogenes.
Suele presentarse mayormente antes de los 6 años de edad y, según los últimos estudios epidemiológicos, el 3% de los niños en España la padecen anualmente. Estas cifras hacen que cualquier niño, desde que ingresa en una guardería hasta que alcanza la edad citada de los 6 años, tenga una probabilidad de entre el 10% y el 15% de probabilidad de padecerla, cifra bastante importante dada su alta capacidad de contagio.
Las bacterias causantes se encuentran normalmente en nuestra piel y nariz, y son mantenidas «a raya» por las defensas cutáneas. Sin embargo, si se produce un desequilibrio en la flora bacteriana de la piel, y ante una herida, picadura, quemadura, …., penetran en el organismo provocando la enfermedad.
Una vez la enfermedad es contraída, se extiende rápidamente por la piel al poner en contacto, directa o indirectamente, la piel sana con la piel afectada. El simple rascado de la piel (uno de los principales síntomas de la enfermedad) se convierte en el principal mecanismo de propagación por la superficie cutánea pues, posteriormente, el niño tocará otras zonas de su cuerpo.
El contagio se produce al entrar en contacto directo un individuo sano con uno enfermo, aunque también puede contagiarse por contacto con objetos que hayan sido tocados por el infectado (ropa, toallas, juguetes, …).
Normalmente no conllevará gravedad para la salud general del niño y puede presentar fiebre en determinadas situaciones. Debido a su rápida extensión, es fundamental detectarla con la mayor rapidez posible. Observaremos las ampollas o costras típicas de infección cutánea localizadas fundamentalmente en la cara, principalmente en la boca, la nariz o las orejas, aunque pueden aparecer en otras partes del cuerpo, como los brazos o las piernas. Lógicamente habrá que estar atentos a los principales signos: el picor y el rascado. Adicionalmente, puede observarse, en los ganglios próximos a las zonas afectadas, un aumento del tamaño de los mismos.
Las lesiones que observaremos, en un primer estadío o fase son unas vesículas o pequeñas llagas rojizas rodeadas, a su vez, por zonas enrojecidas. La evolución de esta lesión hace que se transforme en una lesión de color amarillo/naranja o miel que almacena pus. Cuando estas vesículas no son capaces de almacenar más pus, se abren dando paso a lesiones con costra.
El impétigo puede ser de dos tipos: ampolloso o no ampolloso.
En el caso del tipo «ampolloso» (imagen de la izquierda), cuando es el Staphylococcus aureus el germen causante de la enfermedad, las ampollas tendrán forma redonda u ovalada de hasta 2 cm. Si el agente causante es el Streptococcus pyogenes las ampollas se rompen con mucha facilidad provocando una mayor dificultad a la hora de percibirlas y apreciamos directamente las costras de color amarillo/naranja que aparecen al romperse. El impétigo ‘ampolloso’ suele darse en lactantes y niños pequeños. Para su tratamiento, en el caso de recién nacidos, se procede a su aislamiento y tratamiento antibiótico endovenoso. En niños mayores, en caso de lesiones localizadas, se aplica terapia antibiótica via oral, procediendo, en caso de que las lesiones se presenten de manera generalizada en el organismo, de igual manera que en recién nacidos.
El impétigo «no ampolloso» (imagen de la derecha) aparece sobre una afección en la piel preexistente o lesiones anteriores (dermatitis, eccemas, …), picaduras de insectos, quemaduras, heridas, …, provocando complicaciones en ellas. Se presenta fundamentalmente en adultos, localizándose con mayor frecuencia en cara o extremidades. En caso de presentarse en niños, suele aparecer en la zona bucal, nasal y sus entornos.
Para los dos tipos, y en todos los casos, se aplica tratamiento a nivel local, asegurando una buena higiene lavando la zona con un jabón antibacteriano y, tras el reblandecimiento y desprendimiento de las costras, el empleo de productos que reduzcan la inflamación de la zona así como con acción antibiótica, antiséptica y cicatrizante. Este procedimiento debe repetirse al menos 3 veces al día y durante una semana o hasta la completa desaparición de las lesiones y no aparición de nuevas costras. Si las lesiones son de carácter grave o la enfermedad afecta a diferentes zonas (rodean la boca, nariz, ojos, …) se iniciará tratamiento también con antibióticos orales. Es recomendable, tapar o vendar las lesiones para reducir el riesgo de extensión y contagio de la enfermedad. Si apareciera fiebre, debe acudirse al médico para la revisión del tratamiento. En un plazo de 3 días, la enfermedad deberá tenerse bajo control y en 10 días debe haberse curado completamente.
Desde que se diagnostique la enfermedad (o ante cualquier sospecha de ella) hay que evitar tocar las lesiones o la zona afectada, lavándonos intensamente las manos si esto sucede. De la misma manera deberán usarse SIEMPRE prendas de vestir limpias y sustituir tras cada uso las toallas y ropa de cama, y no ser compartidas (ni ningún otro objeto) con ninguna otra persona.
Para evitar padecer esta enfermedad en la medida de lo posible, es necesario llevar una buena higiene personal y de la ropa y tratar correctamente cualquier herida, lavándolas con agua y jabón, aplicando finalmente un antiséptico.
Esperamos que todos estos datos acerca del impétigo, la infección cutánea bacteriana más frecuente en pediatría, os ayude a reconocerlo y a acudir al médico cuando se observen los síntomas descritos para iniciar el tratamiento adecuado.
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