¿Cómo funciona un fotoprotector?¿Cómo nos protege?

El lucir un bronceado o moreno en la piel no ha sido un canon de belleza hasta apenas un siglo. Hasta ese momento, de hecho, se apreciaba todo lo contrario. Sólo las poblaciones rurales lucían moreno con motivo de sus labores, mientras que en las ciudades y clases medias y altas se valoraba la palidez o blancura en la piel. Todo cambió cuando a partir de los años 20 del siglo XX, dos celebridades del momento, Coco Chanel y Josephine Baker, empezaron a lucir un bronceado en la piel, creando lo que un trending topic de la época, llegándonos hasta nuestros días.

 

En la actualidad, y desde hace ya algunas décadas, el aumento de la concienciación sobre la protección frente a las radiaciones solares, ha hecho que la población conozca que ésta sea un acto imprescindible si queremos evitar tanto quemaduras como riesgos asociados tales como el cáncer de piel, y luchar también frente al fotoenvejecimiento, que da lugar a signos tales como arrugas prematuras, manchas o incluso flacidez y adelgazamiento cutáneo.

 

Por ello, aplicarnos un fotoprotector en las zonas expuestas debe ser una rutina diaria que debiéramos introducir, pues recibimos las radiaciones solares vayamos o no a la playa, piscina o montaña y su acción provoca los efectos indeseados anteriormente citados a la vez que éstos tienen carácter acumulativo.

 

Los excesos …

 

Cuando nuestras células reciben las radiaciones ultravioletas (rayos UV), igualmente están recibiendo la energía que éstas transportan, por lo que pasan a estar en un estado «cargado» o «excitado» por lo que deben ser capaces de gestionar esta «carga de energía» mediante diferentes procesos bioquímicos.

 

En de estos procesos podemos encontrar algunos que pueden considerarse como positivos. Entre ellos destacan la melanogénesis o síntesis de melanina, que además de hacer aparecer el bronceado, constituye la primera barrera protectora, o la desactivación y destrucción de radicales libres y/o de iones superóxidos, lo cual provoca un efecto antioxidante de carácter natural.

 

Sin embargo, la radiación ultravioleta provoca, en exceso, daño celular (puediendo conllevar la muerte de las células) y estrés oxidativo, apareciendo fenómenos como el fotoenvejecimiento.

 

Dentro de la radiación ultravioleta (UV), distinguimos, entre otros, a los rayos UVA y a los rayos UVB. Un «truco» para acordarse de los efectos que producen estos rayos en nuestra piel es recordar que: los rayos UVA, provocan Arrugas, por la destrucción de colágeno a un nivel profundo de nuestra piel, lo que se traduce en una pérdida de elasticidad y suavidad; y los rayos UVB producen Bolsas y ampollas pues son los causantes principales de las quemaduras solares.

 

Recordar que las radiaciones solares tienen efectos acumulativos y que en caso de provocar daños en el material genético de las células, pueden inducir la aparición de mutaciones y éstas desembocar en posible cáncer de piel.

 

Entonces, ¿cómo actúa el protector solar?

 

Los protectores solares contienen unos principios activos que denominamos filtros que son moléculas que minimizan la penetración de las radiaciones solares en la piel. Dentro de los filtros solares distinguimos, principalmente, dos tipos: químicos y físicos. Los filtros químicos absorben la radiación solar y neutralizan los efectos de los fotones, mientras que los físicos actúan como espejos reflejando los fotones y por tanto impidiendo su acción a nivel cutáneo.

 

Sin embargo, la acción de los filtros solares dependerá de una correcta aplicación.

 

Desgraciadamente, la mayoría (cerca del 95%) de las personas hace un mal uso de los fotoprotectores pues aplican, generalizando, y en el mejor de los casos entre una cuarta parte o la mitad de la cantidad de crema recomendada. Recordar en este punto lo que mencionábamos en un artículo anterior (¿Cuál es la cantidad correcta de fotoprotector que debemos aplicar?) sobre las cantidades a aplicar de fotoprotector para estar correctamente protegidos. Asimismo, la frecuencia de aplicación recomendada es repetirla cada 2-3 horas y siempre a la salida de un baño tanto en el mar como en la piscina.

 

Otra cuestión muy importante es comprender bien el significado del etiquetado, sobre todo en lo que concierne al factor de protección solar (FPS). El número indicado en el envase no indica la potencia de protección del filtro solar. El dígito hace únicamente referencia al periodo durante el cual proporciona protección. Ese tiempo de protección será el resultado de multiplicar el tiempo que tarda nuestra piel en sufrir la aparición de eritema solar (aparición de rojez o quemadura) cuando se expone sin protección a la radiación solar.

 

Llegados a este punto hay que decir que en la población en general existe un gran desconocimiento de lo pequeño que es ese lapso de tiempo de «resistencia natural» a la aparición de eritema o del exceso de confianza al respecto. Desde Farmacia Olof Palme, creemos muy importante en que se conozca que ese intervalo es, de media en nuestra población (debido al fototipo, capital solar y demás características) inferior a los 10 minutos. Esto quiere decir que, entonces, una crema de FPS 25, aplicada y conservada en condiciones ideales o de laboratorio nos protegería a lo largo de 250 minutos como máximo, o lo que es lo mismo, aproximadamente 4 horas.

 

Desgraciadamente el tiempo de protección hay que reducirlo considerablemente porque los tiempos de protección están calculados para CONDICIONES IDEALES, y esas condiciones ideales no se dan ni de lejos por norma general, tanto en lo relativo a la aplicación y conservación del producto sobre la piel (te recomendamos la lectura de nuestro artículo ¿Cuál es la cantidad correcta de fotoprotector que debemos aplicar? como en lo que se refiere a la conservación del protector solar en sí mismo (visita nuestra entrada al respecto ¿Cuál es la fecha de caducidad de un protector solar?¿ Y si está abierto?). Otro factor que influye reduciendo el tiempo de protección es el porcentaje de radiaciones que inciden en nuestra piel, puesto que superficies como el agua del mar o piscina, arena de playa, nieve, o incluso el césped, reflejan, hasta en un 25% una parte de las radiaciones que reciben, reduciendo por tanto nuestro «intervalo de seguridad». A todo ello debemos sumarle la variación que produce un factor geográfico como la latitud, pues no es lo mismo «tomar el sol» en una playa del mar Cantábrico (p.e.: Zarauz) que en una playa del mar Caribe (p.e.: Playa Bávaro en República Dominicana), ya que la proximidad al ecuador hace que las radiaciones solares nos incidan con mayor perpendicularidad.

 

A este respecto, y dentro de este artículo, queremos explicar lo que significan las leyendas «Water resistant o Resistente al agua» y «Water proof o A prueba de agua o Muy resistente al agua», pues las confusiones generadas a este respecto son causantes de gran cantidad de quemaduras. Un fotoprotector se denomina water resistant cuando mantiene su actividad tras 40 minutos de inmersión en el agua y waterproof cuando la mantiene durante 80 minutos. Es muy importante explicar que lo de inmersión es eso, inmersión. Se trata de una prueba donde el individuo está «a remojo», inmóvil en una cuba, sin experimentar fricción, sin oleaje, sin hacer ejercicio que produzca sudoración (en el agua seguimos sudando y por tanto perdemos protección), … Es decir, son unas condiciones «de baño» lejanas a las reales. Si a eso le sumamos el efecto del secado con una toalla, donde se retira bastante protector, pues es lógico que siempre se recomiende una nueva aplicación COMPLETA de fotoprotector tras el baño y el secado.

 

Finalmente, te recomendamos la descarga de una app gratuita que te va a permitir conocer, en base a las condiciones meteorológicas, geográficas y las propias de tu piel, el índice de radiación UV en todo momento (se actualiza hora a hora) para que tomes las medidas protectoras correspondientes. La aplicación se llama «UV Derma» y ha sido desarrollada por la Academia Española de Dermatología y Venereología. Está disponible tanto para iOS y para Android.

 

Esperamos que no te quede ninguna duda en cuanto a los mecanismos de acción y propiedades de los protectores solares, y puedas disfrutar, con seguridad, de cualquier actividad al aire libre.

 

 

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